-Prisionero…eh? *dice con voz queda mientras lo observa con expresión curiosa.
Está bastante cansado, y toda la tensión seguida del alivio de la situación ha resultado agotadora, aunque está cómodo sobre el cuerpo cálido de Seph sabe que debe moverse pero le toma unas segundos. Intenta desenlazar lentamente sus manos por detrás de la cabeza del peliplata, primero libera una, con la otra sostiene la cabeza de Seph luego pone su cabeza con cuidado en el suelo, está a punto de liberar esa mano y levantarse, cuando se queda mirando algo sorprendido la maliciosa mirada del chico*
“¿Mhh?...¿qué sucede?” *sus acciones quedan suspendidas pues seguida de la extraña sonrisa siente un leve roce casi en la entrepierna y vientre, que lo toma de imprevisto, su cuerpo tiembla un poco en respuesta a aquella acción. Escucha las palabras que Seph las cuales se las dice tan cerca, que casi puede sentir su aliento. Se queda inmóvil un momento oyendo. El cielo nocturno despejado ha comenzado a oscurecerse producto de unas nubes que comienzan a tapar la luna, la biblioteca queda a oscuras a ratos y solo pueden distinguirse el uno del otro por la cercanía en que se encuentran.
“¿así que le gusta jugar rudo?” -Tss… *apoya su mano libre a un costado del rostro del peliplata, y quita su otra mano para acariciar los cálidos labios de este -se sorprende de lo suaves que resultan al tacto- Aunque tenia la idea de levantarse rápido, quiso jugar un rato (a modo de castigo, porque lo percibió fastidiado) y apego su cuerpo aún más, pegando su pelvis a la del chico, le responde con una suave y sensual voz, provocada a propósito, aunque no por ello sonaba falsa. *
-Claro que estoy feliz de verte, puede ser una feliz coincidencia encontrarnos aquí a solas a está hora de la noche además… *pasó su mano por el abdomen firme y plano del muchacho, acariciándolo, comenzó a sentir un extraño calor en el cuerpo, aquello se sentia tan familiar que no pudo ignorarlo*
-¿podríamos olvidar por un momento las formalidades, ¿no crees? *saco la mano del vientre del peliplata, para sujetar su mentón, dado que a Seph le tomaron por sorpresa las acciones del sensei se había quedado inmóvil por un momento, tiempo que Shiro había aprovechado, le dedico una sonrisa, antes de bajar su rostro al del alumno, tenía sus labios tan cerca , sentía una fuerza animal moviéndose en su interior instándolo a tomar aquellos labios cálidos y estaba aturdido en tal punto que se había olvidado de su pequeña “venganza”, deseaba besarlo*
-Seph… *dijo con voz sensual, algunos mechones del largo cabello de Shiro acariciaron los contornos del rostro del peliplata, no le dejaba moverse y estaba claro que no se detendría, eso cuando…*
“Puerta…” *sus pensamientos se unían lentamente, había oído a alguien tirar la puerta principal de la biblioteca, pero desechó la idea, era demasiado tarde para que alguien estuviera intentando entrar, y no podía dejar de mirar al chico que estaba bajo él, muchas sensaciones y recuerdos pugnaban por salir, su corazón comenzó a agitarse, no quería dejarlo hasta que éste hiciera o le dijera algo.
Luego vino el ruido de la ventana, y la cortina que se oía como se estaba rasgando.
Y la voz… esa voz que reconocería hasta el fin del mundo. El rubio estaba allí, y eso lo hizo despabilar completamente, si los veía así malinterpretaría todo “Bueno, hay mucho para malinterpretar” pensó, y seguramente se le ocurrían algunas de sus pervertidas ideas.
Suspiró, se separó del rostro de Seph, incorporándose un poco, puso un dedo sobre los labios del peliplata sobre los labios, dedicándole un gesto de ´shhh` con su boca, éste le dedico una mirada extrañada de vuelta. Shirogane aun no sabía como salir de ahí, cuando la voz del rubio resuena en el lugar, sobresaltándolo, no alcanza a girar a verlo cuando la pequeña flama que los ilumino se apaga, oye el grito de dolor de Sanzo y el encendedor dar en el suelo. Se levanta veloz, y jalando a Seph de un brazo lo levanta consigo, comienzan a caminar sigilosamente a la parte trasera de la biblioteca cuando le susurra al oido del peliplata, la luna estaba completamente tapada por lo que lo guio solo la memoria en aquella oscuridad*
-Ahora estás en una especie de guerra, y estás en este bando forzado.
*Encuentra al fondo a la izquierda la puerta que recordaba -de su primer paseo por el lugar, al llegar al nuevo instituto- la gira sin hacer ruido y entran en ella, es una bodega espaciosa donde están los libros que deben ser repuestos, reparados o los nuevos que hay que acomodar. Cierra la puerta con llave, mirando alrededor, se ve muy poco y sigue buscando alguna salida*
-No es necesario que digas nada, es solo que no quiero que nos vea, ese chico siempre tiene ideas raras… Y…*se voltea a ver a Seph* - lamento lo ocurrido en la biblioteca
*se aclara la garganta* -espero la caida no te haya dolido. *no quiso referirse al hecho de que casi lo termina besandose, y se puso rojo de verguenza ya que en la oscuridad de todos modos, el peliplata no podia notarlo*